SOLEDADES
Hay dos soledades: la mala, la triste, la del pecado, la que no queremos, y la otra, la buena, en la que estamos tranquilos, recordando e imaginando, hablando con los amigos muertos y las mujeres que no pudieron ser, y escribiendo y leyendo y fumando y pensando en las modelos de Degas, en Van Gogh y en la bohemia y la muralla china.
Lo malo es que son la misma.
Elías F. Gómez García