LÁGRIMAS
mi mujer no me pone las maletas en la puerta,
me ayuda a meterlas en el maletero del coche.
a los 8 años de habernos casado,
mi mujer y yo decidimos separarnos legal
mente.
yo me voy
a vivir
a la aldea,
a una panera del siglo XVII.
los primeros días, por las noches sobre todo,
la soledad descuelga el teléfono
y marca el número de mi ex.
al oír su voz no puedo contener las lágrimas.
al oír mis lágrimas tampoco ella puede contener las suyas.
así que nos pasamos la mayor parte del tiempo
llorando.
luego, poco a poco, muy lentamente, voy acostumbrándome
a convivir
conmigo mismo.
mi ex y yo seguimos hablando por teléfono regular
mente.
nos hacemos amigos.
ninguno de los dos
vuelve
a llorar.
David González