HIJOS DE LA NOSTALGIA
Somos los hijos de la nostalgia
cargamos con un estilo
algo cortes y formal,
coleccionamos viejos vinilos
de Beatles y rock nacional.
De cabecera en la almohada
libros de Cortazar y Borges
para soñar con Magas
y laberintos que esconden
rayuelas y mandalas.
De dioses nos sobra el che,
junto a charly y el flaco
Maradona es Gardel
y si canta el polaco
nos ponemos de pié.
En un mate compartimos
todas las ternuras y azares,
en asados, amigos y vinos
huimos de soledades
y otros oficios del olvido.
Somos los eternos defensores
de las causas perdidas,
odiamos a esos señores
que trafican mentiras
a cambio de ilusiones.
Sabemos que las veredas
esconden besos de madrugadas
y que lo que no lleva
un poco de fe es nada
más que vientos o tristezas.
Amábamos a esas mujeres
que amaban a Silvio y a Serrat
a la sombra de esos seres
aprendimos a navegar
mares de sábanas y atardeceres.
Hoy vamos con algunas bajas
por esas fatalidades
que siempre dejan su marca
en caminos y lugares
de ausencias o distancias,
y con menos en el corazón
de lo que dicen los espejos,
como Sabina en la canción:
tan joven y tan viejo
like a rolling stone.
Daniel Omar Martínez