Amanecí llagado
sobre un campo de cenizas.
A mi alrededor la muerte cosía
mis costras para hacerse un abrigo,
guiñaba el ojo a un ave de rapiña
que a lo lejos se saciaba.
No me dejes ver el abandono ahora
con los ojos de piedra. No me hagas
llamarte a gritos si extirparon tus tímpanos.
Espérame al anochecer en nuestra casa,
prepara café cargado y un baño caliente
de sales o flores o lunas desteñidas.
Llagado amanecí y no lo sabes;
amanecí puesto en una caja
que nadie abrirá, salvo tú
cuando no quiera abrazarte.
No me prives, no me pruebes,
no me expongas hoy
al fuego del verano.
Cristián Basso
Incluido en EL AMOR INSECTO. Santiago de Chile. RIL editores, 2003. 116 páginas.