Escucha,
mi alma por tí clama.
Cuántas máscaras,
para este amor cruel.
Recuerdos,
recuerdos no bastan,
ni el eco de tu voz,
retumbando en el silencioso
templo de mi alma.
Omnipotente en la distancia,
te alzas, la ausencia te agiganta,
levantas tus manos amadas,
en vano trato de alcanzarte, escapas.
Los ojos cierro impotentes,
robo veracidad al vacío displicente.
Qué hacer contigo, conmigo
con todo el amor sabiamente escondido.
¿Qué hacer?
A ti, llegó su perfume
vestido de mariposa.
Atrevida vuela veleidosa
insistente busca tus labios
prefiere tu frente virginal.
Allí finalmente, suave muy suave se posa,
dejando toda la miel
que trajo de mi boca.
Qué hacer con este amor
si un océano cruza los caminos?
Si tuyo y mío
mío y tuyo, de los dos.
Concepción de Quesada y Loynaz