GACELA DE LA AUSENCIA
A Jesús Munárriz
Florece un herpes en el labio del espejo,
el reloj se ha quedado enganchado en el tercero
al tirarse esta mañana desde el décimo,
y hasta Irigoyen se me cae de las manos.
En la memoria llueven cáusticas avecillas
mientras las sombras torean la oreja de la tarde.
El hoy no me llamará,
porque la safena de mi almohada tiene cáncer
y siento un frío blanco en el aire.
Carmen Díaz Margarit