COMO UNA YEDRA

Mujer adherida a mi alma,
crece tu tacto en mi cuerpo como una yedra,
suben por mis brazos tus venas
y florecen en mi sangre guirnaldas de flores blancas.

Trepan por mi cuerpo las hojas inquietas
de tu corazón,
exclamaciones vegetales de palabras de amor,
sentimientos encumbrados entre ramas.

Tu cuerpo es yedra enroscada  en mis brazos
trasplantada desde una tierra de nostalgias.

Con el viento nocturno de los ríos
te adhieres a mis labios y me enajenas,
te aferras a mis manos y me encadenas,
te introduces en mi boca y me embriagas.

¡Yedra enhebrada a la tierra de mi sangre,
adosada a mi garganta,
impregnada como un perfume vegetal
entre mis dedos!

En las ramas de mis brazos
germinaron tus raíces de alegría
y el horizonte azul de tu mirada
se enrosca y sube suavemente a tientas
hasta fundirse con la elevada silueta de mi alma.