LA LIBERTAD, LA SANGRE Y LA PALABRA
De la mano de un golpe de sangre
venimos a un mundo misterioso de apariencias peligrosas.
Cada instante es una lucha por despejar sombras perversas.
Una luz débil, casi extinta, casi doliente, anima al corazón
en el fondo de la noche.
Solo la luz de las estrellas parece zozobrar con el viento de todas
las palabras.
Con solo un golpe de sangre que se amontona y renace cada día
la libertad florece entre las venas y se oyen los pasos de la vida
que se acerca a despejar las sombras
De la mano de un golpe de sangre comprendemos
y escogemos las decisiones sutiles escondidas en las palabras.
Entre un SÍ y en NO hay una batalla de heridas sangrientas.
Guiado por la luz débil, casi extinta, casi doliente que anima
al corazón
prefiero dominar la noche y acercarme a las estrellas.
Si ellas me engañan tendré entonces una gran excusa para
burlarme de su ignorancia.
Les diré despiadado y burlón.
—Me río de vosotras, estrellas de la noche, porque todos vuestros
fulgores
son brillos inconscientes, bellas explosiones de ira incontrolada.
Me río de vosotras porque no poseéis la voluntad de poder
sobreponeros
a vuestros ingentes impulsos despiadados.
Me río de vosotras, porque desconocéis vuestros propios
fulgores
y la fuerza ingente de una diminuta voluntad humana, firmemente determinada.
Siendo yo infinitamente más pequeño, mi grandeza es superior
a la fuerza de todos vuestros cataclismos.
¡Que haya tanta decisión, resolución y heroísmo
en el pobre corazón de los humanos!
¡Me río de vosotras porque desconocéis el amor de
la sangre caliente
que alimenta mis venas y que riega mi cerebro!
¡Me río de vosotras porque no sabéis distinguir la diferencia entre un SÍ y un NO, decisión capaz de soliviantar el orden del universo!
¡Tendré siempre presente que mi grandeza,
reside en la fuerza extraña de mi diminuta y humana voluntad!
—¡Vendo mi libertad por una palabra!
(Decía un charlatán, mientras mostraba una bolsa repleta
de billetes)
¡Cambiar la libertad por un billete sería tan extraño
como hacer
que el fuego refrescase, que el amor odiase, que la mar volase,
y que las estrellas sempiternas se apagasen!
Carlos Etxeba
Queda prohibida la reproducción pública (total o parcial) de cualquiera de estas publicaciones por cualquier medio o procedimiento sin la previa autorización por escrito del autor. Para representar las obras se ruega comunicar a la Sociedad General de Autores de España (SGAE) Departamento Artes Escénicas. Número de asociado 37.019