SANGRE LATINA
Pérdida de identidad
es o no intencional,
seguir los pasos solamente de otros,
ocultando los nuestros,
pérdida de lo propio.
Seguir avanzando, pisando huellas,
recogiendo sonrientes las sobras
que nos tira el malhumorado dueño,
abandono de lo propio,
es nuestro negocio.
Pérdida de una cultura,
mezcla de sangres,
origen despreciado,
raíz clandestina,
manantial repudiado.
Falta de orgullo mestizo,
abandono de agrado oriundo,
descuido de puntillo nativo,
carencia de gozo autóctono,
deterioro realista de amor propio.
Una misma sangre
recorre América Latina,
también el sentimiento
de una misma fraternal lucha.
Escondida nuestra cuna está,
marginada, exiliada, relegada,
de su territorio expropiada,
nuestra propia familia ayuda aclama.
Sangre latina recorre
una íntegra idiosincrasia,
una sola alma, un solo pueblo,
desde las montañas hasta el océano.
Quienes seamos
o donde sea que estemos,
un mismo origen llevamos al costado.
No le demos la espalda
a nuestra misma sangre,
a nuestra propia familia,
uno somos todos, todos somos uno.
Nuestros niños que nacen
sin cama ni abrigo,
que mueren de hambre, faltos de cariño.
Somos un mismo pueblo,
dependemos unos de otros,
una misma familia
que debe cuidarse a si misma.
Derechos humanos faltan
para nuestros buenos hermanos,
les damos la espalda
a quienes más nos necesitan,
a quienes más necesitamos.
En nuestro pecho llevamos
pasión y esperanza,
fuerza indomable de lucha,
por nuestras almas entrelazada,
sangre latina, pasión y esperanza,
cicatrices y llagas con fuerza se alzan,
brazos hermanos que luchan lado a lado,
defendiendo el suelo sagrado
Ana C. Vásquez