ABANICOS DEL OLVIDO
Noche y las sombras de las hojas de los árboles
nocturnos. Abanicos fantasmas refrescando amores
en las puertas de los zaguanes.
El aire del trópico, la música caribeña de
la
radio se expande en los recuerdos. Día, feria,
olores de verduras y frutas. La humedad y el calor
se
adhieren a la eterna piel de la juventud que
iluminará
todas las primavera por venir. Risas. Puerto y
tango.
Melancolía. Sonido vibrante. Amores, locos amores.
Crepúsculo ¿Ocaso? ¡Qué importa!
La noche me espera con las sombras de las hojas
de los árboles nocturnos. Fantasmas. Hay un zaguán
largo, muy largo, se oyen suspiros y un suave aliento.
Y cientos de abanicos deslumbrados, olvidando amores.
Ana María Manceda