CANTO CEREMONIAL: LA VIGILIA. Silencio original para el rito final.
Tú fuiste la misma en otro tiempo...
Tú fuiste quien perdió la huella en el oscuro laberinto:
¡tú!, la misma doncella misteriosa que desde el origen
ha esparcido en mi entraña, el temblor del encuentro
de los tiempos de los siglos. ¡Mujer asida a mi sueño!
¡Tú! Canción sin palabras que me amarra a la vida;
agua primitiva del deseo que creces
sobre todo lo construido
como un atavismo salvaje y caprichoso,
fuente encarnizada de mi sed infecunda.
¡Simiente del silencio prolongado!,
extiende tu yo hasta alcanzarme;
¡aférrate a mí! Lacérame y verás
brotar
¡la luz transfigurada de nuestros cuerpos!,
la luz prometida de los cielos,
la luz envolviendo nuestro vuelo,
la luz, atravesando el vacío del tiempo y el viento.
¡La maldición del silencio!, el silencio destrozado,
la luz señalando el mutuo camino verdadero:
la misma luz derramando tus senos,
apretándose en tus dedos,
apretando el suspiro tendido
de tu cadera sorprendida,
en el murmullo semidesnudo de la hierba y de la piedra.
Abel Salazar V.
Costa Rica