OFERTORIO
Como un regalo acepto tu silencio,
con todo
lo que contiene su rigor de roca.
Con todas las preguntas que caben en su círculo,
su arañazo, su lágrima y su vientre
de tambor que golpeo
y donde sólo el golpe me responde.
Como algo que es,
que no puede no ser
acepto tu silencio.
Con todo lo que tiene de respuesta,
de grito figurado, de impotencia,
de palabras cosidas con largos hilos falsos.
Porque todo
lo que un hombre quiere soñar cabe en el puño
cerrado del silencio.
Te ofrezco a cambio
todo el silencio que tu oído pide,
que tu corazoón pide,
y de puntillas
salgo de ti.
(Yo, que siempre he creído en las palabras).
Piedad Bonnett