LA MUERTE TIENE UN DIENTE DE ORO
La muerte no tiene dientes: se ríe con la encía pelada.
Y cuando muere un rico, la muerte tiene un diente de oro.
Y cuando muere un pobre, no tiene ningún diente
o le crece un diente picado. ¿Cachai, ganso?
La muerte tiene la boca
llena de muelas tristes, de colmillos cariados,
llena de jugo gástrico en lugar de saliva.
Yo tuteo a la muerte.
«Hola, flaca, —le digo—. ¿Como estai?»
Porque todavía soy un diente de leche.
Óscar Hahn