DEL ÁRBOL Y DEL HOMBRE
Ahora estoy con el árbol
Besador de la brisa
Cazador de los pólenes viajeros
Mano en caricia abierta
de hojas hacia el cielo
desde su mundo exacto
circunscrito al rumor.
Sobre la superficie inmensa
de este mundo
—planta
piedra y ceniza—
cuán pequeño el espacio del árbol
Y qué alto de ramas
y verdad y poesía
Y de Dios...
Y raíces
dónde acunó en tersura la semilla
y arraigó de la entraña de la tierra
su proyectado mundo de frescura
Si casi cabría el corazón del hombre
con su semilla de trémula esperanza
con la raíz incierta de su pie descalzo
Pero... el hombre
El pobre hombre no es como el árbol
El árbol no conoce el dolor,
de la espera y la duda
Crece sin prisa
hacia la flor y el fruto
A esperar la hermosura.
Nimia Vicéns
Versión publicada por gentileza de Pepe Madrazo Si desea acceder al original, pulse aquí.