SECUESTRO DE LA MUJER DE ANTONIO
Te voy a beber de un trago,
como una copa de ron;
te voy a echar en la copa
de un son,
prieta, quemada de ti misma,
cintura de mi canción.
Záfate tu chal de espuma
para que torees la rumba,
y si Antonio se disgusta,
que se corra por ahí;
¡la mujer de Antonio
tiene que bailar aquí!
Desamárrate, Gabriela.
Muerde
la cáscara verde,
pero no apagues la vela;
tranca
la pájara blanca,
y vengan de dos en dos,
¡que el bongó
se calentó!
De aquí no te irás, mulata
ni al mercado, ni a tu casa;
aquí molerán tus ancas
la zafra de tu sudor:
repique, pique, repique
repique, pique, repique,
pique, repique, repique, ¡pó!
Semillas las de tus ojos
darán sus frutos espesos;
y si viene Antonio luego
que ni en jaranta pregunte
cómo es qué tú estás aquí...
Mulata, mora, morena,
que ni el más tonto se mueva,
porque el que más toro sea
saldrá caminando así;
el mismo Antonio si llega,
saldrá caminando así;
todo el que no esté conforme,
saldrá caminando así...
todo el que no esté conforme,
saldrá caminando así...
Repique, repique, pique,
repique, repique, ¡pó!
¡Prieta quemada en ti misma,
cintura de mi canción!
Nicolás Guillén