ELEGÍA A JESÚS MENÉNDEZ
II
...hubo muchos valores que se destacaron.
New York Herald Tribune
(Sección Financiera)
Al fin sangre solar caída,
disuelta en agrio charco sobre azúcar.
Al fin arteria rota;
sangre anunciada, en venta
una mañana de la Bolsa
de Nueva York. Sangre anunciada, en venta
desde esa cinta vertiginosa
que envenena y se arrastra como una
víbora interminable de piel veloz marcada
con un tatuaje de números y crímenes.
Títulos que mejoran
o bajan medio punto.
Bonos sin vencimiento que ganaron
hasta el cinco por ciento de interés en un año.
La Cuban Atlantic Company
ayer martes,
operó, por ejemplo,
a veintinueve y medio con baja de dos puntos.
La Punta Alegre Sugar Company,
cerró con alza de un octavo de punto.
El Wall Street Journal anuncia
que la Minnesota and Ontario Paper Company
ganó cuatro millones
más que al año anterior. (El New York Times
bate palmas y chilla: ¡Vamos bien!)
Dow Jones comunica por un hilo exclusivo
que la Fedders Quigan Corporation
ha retirado su propuesta para
advertir las acciones comunes.
La Cuban Railroad Company
estuvo activa y firme.
La Mullings Manufacturing Company
recibió del Ejército
un colosal pedido
para fabricar proyectiles de artillería.
En fin, cotizaciones varias:
Cuban Company Communes:
abre con 5 puntos,
cierra con 5 3/8.
West Indies Company,
abre con 69 puntos,
cierra con 69 5/8.
United Fruit Company,
abre con 31 puntos,
cierra con 31 1/8.
Cuban American Company,
abre con 21 puntos,
cierra con 21 3/4.
Foster Welles Company,
abre con 40 puntos,
cierra con 41 5/8.
De repente
un gran trueno cuartea el techo frágil,
un rayo cae
desde aquel bajo cielo sulfúrico
hasta el salón congestionado:
Sangre Menéndez, hoy, al cierre,
150 puntos 7/8 con tendencia al alza.
El coro allí de
comerciantes
usureros
papagayos
lynchadores
amanuenses
policías
capataces
proxenetas
recaderos
delatores
accionistas
mayorales
trúmanes
macártures
eunucos
bufones
tahúres;
el coro allí de gente
seca
sorda
ciega
dura;
el coro allí junto a la abierta espalda
del alto atleta vegetal, vendiendo
borbotones de angustia, pregonando
coágulos cotizables, nervios, huesos de aquella
descuartizada rebeldía;
una mordida
no más en el pulmón ya perforado.
Y el capitán detrás de las medallas,
cóncavo en la librea,
el pensamiento en la propina,
la voz a ras con las espuelas:
—Please, please! Come on, ladies and gentlemen!
Oh please! Come on, come on, come on!
Finalmente, este cauteloso suspiro de angustia se escapó de un diario de la tarde:
Aunque las ganancias ayer fueron impresionantes, el volumen relativamente bajo de un millón seiscientas mil acciones da motivo para reflexionar.
A pesar de la variedad de razones expresadas, parece muy probable que la mejoría haya sido de naturaleza técnica, y puede o no resultar de un viraje de la tendencia
reciente, dependiendo de que los promedios logren penetrar sus máximos anteriores...
El capitán partió rumbo al cuartel
con una aguja de cuajada sangre
pinchándole los ojos.
Nicolás Guillén