EL HOMBRE DEL MOMENTO
Botas fuertes, manta recia,
Fusil, pistola: es el hombre.
Barba hirsuta, barba intensa,
salivas e imprecaciones,
pisar duro, mirar fijo,
dormir vestido: es el hombre.
Es el hombre del momento.
No se ve más que este hombre,
la calle, trenes, portales,
bajo lluvias, bajo soles,
entre sillas derrumbadas
y fenecidos faroles,
entre papeles sangrientos
que el cierzo invernizo corre.
Toda la ciudad es suya,
y nada le importa
dónde reclinará la cabeza,
con fatiga de diez noches.
Parece que no ha tenido
ni piaras, ni labores,
ni familia que le cuide,
ni mujeres en que goce,
Bebe, canta, riñe y cae
(porque caer es de hombres).
No sabe de casi nada
(pero casi es de hombres).
Quiere verse dueño y uno
con todos los demás hombres.
Quiere libro, pan, respeto,
cama, labor, diversiones
y todas las cosas que hace
el hombre para el hombre
o da la naturaleza
para que el hombre las tome.
Bajo la lluvia inverniza
y entre los grandes cañones,
le veo por la ciudad
devastada, serio y noble,
como un vástago que busca
su raíz. Éste es el hombre.
José Moreno Villa