XXII
¡Mujer novia, la rosada!
¡Mujer novia, lejanía!
Tiene mi novia una casa
tan esplendorosa y viva,
que la gente muere sana
por andarla en romería.
Yo también voy por los fueros
de mi juventud fallida.
Acudiré a su mansión
con platas y pedrerías
y con un tonel de oro
para el padre de Alegría,
el que lleva en la cabeza
los pámpanos de la viña.
José Moreno Villa