ELEGÍA Y EPITAFIO DE SERAFÍN ÁLVAREZ QUINTERO
(En la Real Academia Española)
(Enero de 1941)
—¿Adónde te fuiste
Serafín Quintero?
Y una voz responde,
que viene de lejos:
—Para mí en la tierra
era todo bueno,
era todo alegre,
delicado y bello.
Mujeres y flores,
cantares y cuentos
de mi Andalucía
mi cuna mecieron.
Mi oído halagaron
la gracia, el ingenio,
las músicas dulces
del «cante» del pueblo.
Mis ojos, que nunca
miraron lo feo,
a la luz más bella
del mundo se abrieron,
y un aire dorado,
de nardos aliento,
me besó por fuera,
me embriagó por dentro...
Cuando en torno mío
se cerró lo negro
del odio y la sangre
la fealdad y el miedo.
Cuando ya no hubo
cantares ni cuentos,
y en vez de palabras,
de gracia y de ingenio,
sólo maldiciones,
insultos, denuestos...
Cuando las mujeres
sin flores se vieron,
y todo fue triste,
y todo fue feo...
Me acosté una noche
a soñar dispuesto
con lo que yo amaba...
Y aún dura mi sueño.
—Duerme en paz. Y sueña,
Serafín Quintero.
Manuel Machado