"PROCUL NEGOTIIS"
Matinal
Quiero, bajo una bóveda de frondas,
tras muro grácil de temblosa hierba,
hundir los miembros, que el calor enerva,
en el fresco zafiro de las ondas;
columbrar desde allí las parvas blondas
que el bruno y fuerte labrador acerva
y escuchar a la alígera caterva
que trina oculta en las cañadas hondas;
y luego reposar, sin un quebranto
que en el enfermo corazón se hospede,
bajo el haya de Títiro florida;
y alzar a Dios, como oración, un canto,
si tan sólo este goce me concede
por las muchas tristezas de mi vida.
Vespertino
Llena el agua los surcos del sembrado
y, mientras se fecunda la simiente,
rebosando de trigo, lentamente
las carretas rechinan en el prado.
Por el chorro impetuoso golpeado,
zumba y zumba el rodezno roncamente
y, al gritar de las muelas estridente,
truena el nutrido grano triturado.
Tras el pardo bardal de la alquería
a bocanadas la tahona humea,
manchando la quietud del muerto día.
Brilla la llama en el hogar, testigo
de santos goces, y la pobre aldea
su pan ofrece y su seguro abrigo.
Nocturno
Junto al rojo fogón de la cocina,
bajo el techo de paja del bohío,
ni lluvia torrencial, ni viento frío
temo, cuando la noche se avecina.
Después, el sueño mi cerviz inclina,
me arrulla el manso murmurar del río
y encuentro en el reposo calma y brío,
"al lado de mi vieja carabina"...
Cuando en el mar del cielo ya no bogue
la luna y en el golfo del ocaso
el grupo de las Pléyades se ahogue;
cuando entonen los pájaros la diana,
del pobre hogar saldré con firme paso
a bañarme en la luz de la mañana.
Manuel José Othón