LAS MANCHAS DE LA LUNA
A la bella y blanca Luna
ama la pérfida Zorra;
la persigue tanto y tanto
que es la sombra de su sombra.
Tras su Amada, hacia el ocaso,
va en carrera presurosa,
mas detienen su camino
anchos muros de altas olas.
Tras su Amada, hacia el oriente,
va ..........................
y la mansión de la Luna
con plantas ágiles toca.
La blanca Luna se eleva,
la plena Luna remonta,
y, a cogerla entre sus brazos,
salta la pérfida Zorra.
Fue la Luna inmaculada,
inmaculada y hermosa,
mas quedó manchada y triste
con los besos de la Zorra.
Manuel González Prada