LO VIEJO Y LO NUEVO
(Polirritmo sin rima)
Lejos la fósil, enervante poesía de lo viejo.
Florezcan en los himnos el amor y la hermosura,
la juventud y la alegría,
la salud y la fuerza.
Al Dies irae de neuróticas, postradas muchedumbres,
suceda el ¡evohé! de sanos, vigorosos pechos.
Imperen luces y armonías, goces y esperanzas;
Huyan lo lúgubre, lo triste y lo macabro.
¡Que los vivos palpiten con los vivos!
¡Qué los muertos reposen con los muertos!
Poetas en cuclillas,
arrodillados trovadores,
almas corvas, espíritus jibosos,
Erguíos en viriles actitudes verticales.
No deis a los cerebros
La deprimente sombra de basílica y palacio,
No des a los oídos
las tartajosas paparruchas de nodrizas y de abuelas.
¿Por qué la vida convertir y el arte
Ya en tragicómico desfile de trasgos y momias,
Ya en grotesca procesión de roñosas antiguallas,
Ya en un Versailles de clinquant y pacotillas?
No más Versailles,
No más faustuosa, gangrenada corte,
Con su Rey Sol (un sol de fístulas y muermo)
Su Maintenon (experta bruja de la cofia blanca,
Gratísima a Verlaine)
Sus solemnísimos, grandílocuos prelados lacayunos,
sus Píndaros de alcoba y antesala,
y sus marqueses, sus inútiles marqueses
con crines de leones en cabezas de chorlito.
Dejemos al pasado,
dejémosle dormir en ruinas o en sepulcros;
y vueltas las pupilas a la aurora renaciente,
bendigamos el hoy, glorifiquemos el mañana.
Abandonemos el fangoso, el ancestral camino,
el fuerte derribemos de caducas tradiciones,
y prefiramos el ambiente saludable de las cumbres
al mefítico vaho de las criptas milenarias,
la florescencia de lo joven y lo nuevo
al moho de los siglos.
Queden allá las ruinas y las tumbas:
Se vive con los vivos, no se vive con los muertos.
Manuel González Prada