CONTRA EL DOLOR
(Polirritmo sin rima)
Lejos el culto al dolor, el morboso culto
en los vesánicos cerebros medioevales.
Al hombre sano y fuerte,
los mirtos y las rosas;
al anómalo ser degenerado,
la emponzoñada flor del ascetismo.
Oh dolor, oh carcoma y lepra de la vida,
siempre maldito y execrado seas.
Tú las viriles almas afeminas y envileces,
los más soberbios corazones domas,
la eurítmica belleza desfiguras y profanas,
cambias en viejo prematuro al mozo,
y tornas en deforme crispatura horripilante
la majestad serena de la línea.
No quiero yo, a modo de bíblico profeta,
rasgar mis vestiduras,
desparramar cenizas en mi frente
y sólo ruinas, sólo duelo, predecir al mundo.
Ni quiero, como agreste morador de la Tebaida,
conjurar el amor y la hermosura,
exorcizar el néctar, maldecir de la ambrosía.
Fruta del goce
fruta vedada por hipócritas y ascetas
yo con mis dientes, yo en mi boca,
exprimiré tu almibarado jugo.
Hermosa mujer adorada,
Lira de nervios,
yo haré cundir a tus ocultas fibras
las inflamadas vibraciones del erótico deleite.
Nada repite al hombre:
—«Atrofia tu cerebro,
apaga el fuego de tu sangre,
anquilosado existe,
semimuerto vegeta
en la imbécil modorra del ascético egoísmo».
Todo me dice: —«Goza y ama;
sé de tu noble, generoso tiempo,
lucha en las magnas luchas de tu siglo:
hombre, ten la grandez y pequeñez del hombre».
Hay en mi ser anhelos de combates y victorias,
sed de caricias, hambre de ternuras.
¡A mí las alegrías, el placer y los amores!
Cual ánfora repleta de mirífico perfume,
lleno estoy de tu savia, lleno de tu vida,
oh gran Naturaleza.
Manuel González Prada