ERÓTICA
¡El amor bendigamos! ¡Bendigamos la hermosura!
Es el amor el ritmo eterno de la muerte y de la vida;
la hermosura, el hossana victorioso de la forma.
Luz anhelan mis ojos, aire quieren mis pulmones.
En el caótico hervidero de infección y podredumbre
¿Quién me impele a los astros, quién me salva del abismo?
¡Salve a ti, la Escogida! ¡Salve a ti, la Redentora!
Tú me perfumas con perfumes de jardines siderales,
tú me bañas con luces de miríficos planetas.
Copiosa y fresca lluvia, descendida en mi desierto;
sol de Verano tras mis días de crepúsculos polares,
tú me infundes la savia del eugénico y el fuerte.
Sin ti, mi luz fragante ¿qué persigo yo en la Tierra?
Sin ti, mi flor esplendorosa ¿qué sepulto yo en el alma?
las nieves del Invierno, los horrores de la tumba.
Manuel González Prada