CANCIÓN
Quien hoy el odio provoca,
no aguarde siempre dureza
que amor, constancia y firmeza
ablandan pechos de roca.
Si ardiente ruegas y clamas,
aumenta súplica y fuego,
que es ley feliz de las damas
ceder al llanto y al ruego.
Por dicha, en cuerda y en loca
el no glacial de la boca
se vuelve un sí de terneza,
que amor, constancia y firmeza
ablandan pechos de roca.
Manuel González Prada