¡AY, LA VAQUITA DE ORDEÑO!
Luz de la mañana y verde
mansedumbre en todo el campo.
Suelta va la vieja copla
sobre los lentos rebaños.
¡Ay, la vaquita de ordeño,
tan mansa, tan silenciosa!
¡Cómo lame al becerrito
y cómo mueve la cola!
Panzuda y con esos ojos
claros que el cielo retratan,
¡ay, cómo todas las tardes
vuelve del campo a la casa!
¡Ay, la vaquita de ordeño,
de ubre de rosa y de espuma,
y leche tibia, que huele
a yerbas de la llanura!
¡Ay, la vaquita de ordeño,
con las dos orejas blancas
y un lucerito en la frente!
¡Parda piel y negras manchas!
Manuel Felipe Rugeles