MIRAD AL HOMBRE, MIRADLO
La cobija rojinegra
sobre los hombros. ¡Qué frío
el de los páramos!
Mirad al hombre. Miradlo.
Junto a la cerca de piedra,
cabizbajo.
Frente al hierático pino,
solitario.
Mirad al hombre. Miradlo.
Aguda barba de oro.
Ojos oscuros, lejanos.
A la orilla de las parvas
mirad al hombre. Miradlo.
¡Qué soledad! ¡Quién pudiera
saber lo que está pensando!
Manuel Felipe Rugeles