ORACIÓN PARA CLAMAR POR LOS OPRIMIDOS
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Bien podría sentirme en todas las miradas
y saberme pequeño.
Diminuta la luz náutica
perdida en alta mar y noches ebrias de tormenta.
Imperceptible llanto de la hormiga
en el túnel de la rosa olvidada.
Gota de agua o calcinada lágrima
en la hoguera en que arden
los júbilos y canciones del mundo.
Imposible creer que en la hora más pura de las cavilaciones
no haya el soplo de un trino
o la burbuja de una llama en nuestra vida,
para clamar al Dios que nos tienda la mano
y disipe, con trompetas de ángeles no soñados,
las sombras y el dolor de la tierra.
Manuel Felipe Rugeles