A MANOS TEMBLOROSAS CAYÓ EL AHORA DE LO QUE TEMBLÓ EN EL PRESENTIR
Ya es este el día, el presentido día
que temblaba en nosotros al pensado
entre los por venir del amor nuestro.
Día que habría de brillar sólo para uno de los dos
y en que vería mis dedos infelices llegándose a sus ojos
sin mirada, para correr los párpados. Que cubrieran
de miradas a los que ya eran ojos sólo para ser vistos.
Macedonio Fernández