INTERIOR
SONETO V
Me encuentro mudo y solo en la estancia vacía
donde todas las cosas me hablan de su existencia:
parece que su cuerpo, donde habitar solía,
ha dejado una huella de espiritual esencia.
La luna del espejo en donde se veía
finge a cada momento reflejar su presencia.
Canta en la jaula el pájaro con más melancolía,
y la estancia la pueblan sordos ecos de ausencia.
Con los filos dorados, un libro de oraciones
abierto sobre un mueble, dice: «Las aflicciones
del mundo son pequeñas... Volved la vista a Dios...»
Los ojos vuelvo. Y pienso melancólicamente:
¡Quién hubiera podido saborear dulcemente
la exquisita tristeza de su postrer adiós!
Mariano Brull