EL VINO CONSOLADOR
Ayer por los desdenes
De la orgullosa Laura
Clavarme quise, ¡ay necio!
La punta de una daga.
Y a mi pecho abrasado
El hierro amenazaba,
Y el nombre maldecía
De esa mujer ingrata,
Cuando en cristal luciente
Baco mi vista llama
Brindándome una azumbre
Del rancio de Peralta.
Y bebo; y de la mano
Deslízase la daga,
Y ya menos furioso
No cuido de cobrarla.
Segunda vez el néctar
Mi labio ansioso baña,
Y..., ¿lo creeréis, zagales?,
Ya en Laura no pensaba.
Entre beodo y cuerdo
Torno a beber sin tasa;
Y río, y canto, y brinco,
¡Yo que antes me mataba!
Y al consolarme Baco
De la esquivez de Laura,
Para prendar a Silvia
Me inspira nuevas gracias.
Manuel Bretón de los Herreros