LA NIÑA ENFERMA
Es tanto mi desconsuelo,
Que no hay cosa que me cuadre.
Todo me fastidia, madre...,
Menos mi primo Antoñuelo.
Yo lloro, yo clamo al cielo,
Yo me impaciento, yo rabio,
Y..., ya lo veis, de mi labio
Desaparece el color.
Mi seno palpita; yo estoy muy malita.
¡Ay madre! que venga, que venga el doctor.
Ya no toco la pandera
Con inocente alegría;
Ya no soy como solía
La gala de la pradera.
Me tiene de tal manera
El mal que en vano reprimo,
Que, a no bailar con mi primo,
Aun el baile me da horror.
Mi seno palpita; yo estoy muy malita.
¡Ay madre! que venga, que venga el doctor.
No precio ya la dulzura
Del albérchigo amarillo,
Ni el canto del jilguerillo,
Ni del prado la verdura.
De mi tenaz calentura
Me seca el rudo martirio
Como al azulado lirio
Seca el cierzo asolador.
Mi seno palpita; yo estoy muy malita.
¡Ay madre! que venga, que venga el doctor.
Tal vez se alivia este mal
Que me acongoja y me oprime
Cuando una pastora gime
Quejosa de su zagal;
Y, aunque es pecado mortal
Envidiar lo que otro goza,
Cuando se casa una moza
Se acrecienta mi dolor.
Mi seno palpita; yo estoy muy malita.
¡Ay madre! que venga, que venga el doctor.
Desnudo el llagado pecho
Hasta que la aurora brilla
Doy vueltas como una ardilla
Sobre el solitario lecho.
Si un instante mí despecho
El blando sueño aligera,
Sueño... Yo bien lo dijera,
Pero me causa rubor.
Mi seno palpita; yo estoy muy malita.
¡Ay madre! que venga, que venga el doctor.
No me veáis de esta suerte
Bajar a la sepultura.
Mirad que la calentura
Es cada día más fuerte.
No mi dolorosa muerte5
Os cubra de amargo duelo;
Y aunque tal vez Antoñuelo.
Me curaría mejor,...
Mi seno palpita; yo estoy muy malita.
¡Ay madre! que venga, que venga el doctor.
Manuel Bretón de los Herreros