LA BOCA DE LISAURA
No hay pastor que no alabe la hermosura,
Dulce Lisaura, de tu boca breve;
Que en ella pone Amor el arco aleve
Do el tiro de sus flechas asegura.
Quién compara su aliento al alba pura,
Quién sus dientes al ampo de la nieve,
Quién a la copa que ministra Hebe
De su blando reír la donosura.
¡Ay simplecillos! Su mayor encanto
Que a delicias sin fin plácido guía
Cupido os cubre con espeso manto.
Yo lo callo y lo sé; que desde el día
En que apacible serenó mi llanto
Candado fue su boca de la mía.
Manuel Bretón de los Herreros