LOS INDIOS BAJAN DE MIXCO
Los indios bajan de Mixco
cargados de azul oscuro
y la ciudad les recibe
con las calles asustadas
por un manojo de luces
que, como estrellas, se apagan
al venir la madrugada.
Un ruido de corazones
dejan sus manos que reman
como dos remos al viento;
y de sus pies van quedando
como plantillas las huellas
en el polvo del camino.
Las estrellas que se asoman
a Mixco, en Mixco se quedan,
porque los indios las cogen
para canastos que llenan
con gallinas y floronas
blancas de izote dorado.
Es más callada la vida
de los indios que la nuestra,
y cuando bajan de Mixco
solo se escucha el jadeo
que a veces silba en sus labios
como serpiente de seda.
Miguel Ángel Asturias