LULLABY
Mi pobre alma aferrada,
sobre su tema viejo
deja que ruede el mundo:
callados horizontes, campos yermos,
tierras de soledad y de agonía
y arenales bermejos.
¡Mi pobre alma aferrada,
sumergida en el sueño!
Mi alma sigue llorando
sobre su tema viejo.
¡Ay, pobre de mi alma
que atraviesa estos yermos,
y que va de puntillas, suavemente,
para no despertar su propio sueño!
Abajo, en las cavernas
llenas de tenebrosos aposentos,
los monstruos del hastío,
los monstruos del hastío están durmiendo…
y ella atraviesa pálida,
como una larga estela de lucero,
estas sombras espesas y cuajadas
de aterrador silencio.
¡Mi alma, mi pobre alma!
Allí están los monstruos carniceros.
Pasad fugaces, sin tocar apenas
estas tierras malditas de silencio;
del gran silencio verde
que cuaja en las cavernas su humor denso,
y baja de la luna en las tragedias
de naufragios remotos y quiméricos.
¡Mi alma, mi pobre alma!
sobre su tema viejo,
atraviesa estos campos, suavemente,
para no despertar su propio sueño.
Luis Palés Matos