EL BUEY
Sobre el estanque en cuya inmóvil lastra
esfuma su muaré la tarde quieta,
con relieve escabroso su silueta
afirma un recio aplomo de pilastra.
Su vasta sed, en agua violeta
con anhelosa deglución arrastra,
y la naturaleza en él madrastra,
no turba su canícula incompleta.
Vuelve los ojos densos de fatiga,
hacia el fútil juncal donde prodiga
gárrulo borbollón la esclusa rauda;
Y con la insipidez de la costumbre
lo amodorra de paz la servidumbre
que su sexo monótono defrauda.
Leopoldo Lugones