CANTINELA A PIERROT
Sobre tu grácil facha,
Como afable nodriza,
La luna pulveriza
Su azúcar remolacha.
La luna en cuyo lapso
Por Europa y América,
Cobra una luz histérica
Tu espíritu relapso.
La platitud plebeya,
Con imbécil apodo,
Clasifica el gran modo
De tu prosopopeya;
Pero a tus pies, la faja
Del arco-iris es trocha,
Y la luna es tu brocha
Y el viento tu navaía.
Por esto con la luna,
Tu faz rapada y tísica,
Un problema de física
Recreativa, aduna;
Cual si armara a tu flaco
Desgaire de palote.
Su disco mondo el bote
Que junta al mingo el taco.
Fundiendo en azabache
La fuente y el arbusto.
La luna te da un susto
Con cada cachivache;
Y como va tan alta
Por su órbita sin tregua,
Pierde la última legua
Y a la cita te falta.
Contemplas desde abajo
Su absurdo derrotero
Como mal campanero
Que no alcanza el badajo.
Codicias su dulzura,
Mas tu frágil rapiña.
Como el zorro en la viña
Jamás la ve madura.
Cuando nadie la espera,
Con caprichosa etapa,
Cae sobre la tapa
De alguna cafetera.
Mientras tu amor se arroba,
Colombina, más apta,
Parece que la capta
Si cierra bien la alcoba.
Y no bien en la jamba
Gira la puerta al rape,
Sei fuga en mudo escape
Junto con su ¡caramba!
Sobre el nocturno y ancho
Piélago en que se abisma,
Tu pertinaz sofisma
Le arrojas como un gancho.
Burlando tu desvelo
Con ímprobo contraste,
Su fluidez da al traste
Con tu paciente anzuelo;
Que cuando al fin se ancla.
Creyendo darle alcance,
En clásico percance
Pesca una vieja chancla.
Que sean, pues, tus bodas
Escuálida cuaresma,
O escríbele una resma
De epitalamios y odas.
Quizá el lírico embuste,
Con que la llames linda,
A tus amores rinda
Doncella de tal fuste.
No hay dama a quien no abisme
Cual doméstica hidra,
La agri-risueña sidra
Del amoroso chisme.
Y para que su hermético
Mal, tus horas no acerbe,
Pon en tu rostro imberbe
Su lívido cosmético.
Mas, si con befas zurdas
Te engaña a la intemperie,
Prolongando la serie
De tus horas absurdas;
Con amor que concibe
La dulzura y la afrenta.
Espérala sedienta
Y atrápala en tu aljibe.
Leopoldo Lugones