REDENCIÓN
Te quiero porque en tu alma vive el germen
De ternura infinita,
Como diáfana gota de rocío
Sobre una flor marchita;
Te quiero porque he visto doblegarse
Tu espléndida cabeza;
Porque sé bien que en medio de la orgía
Te invade la tristeza;
Porque has pasado por la senda estrecha
En los grandes zarzales de la vida,
Sin desgarrar tus blancas vestiduras,
Sin hacerte una herida;
Porque has ido pidiendo por el mundo,
Con el candor de un niño,
A cada corazón a que has tocado,
Un poco de cariño;
Porque indica profundo sufrimiento
Tu pálida mejilla;
Porque en tus ojos que placer irradian
También el llanto brilla.
Te quiero; nada importa que cansado
Tu espíritu se aduerma;
Yo lo habré de animar, yo daré aliento
A tu esperanza enferma.
¡Mariposa que fuiste entre las flores
Dejando tus bellezas y tus galas,
Yo volveré a poner el polvo de oro
Sobre tus leves alas!
Luis G. Urbina