Aunque a rocas de fe ligada vea
Con lazos de oro la hermosa nave
Mientras en calma humilde, en paz süave
Sereno el mar la vista lisonjea;
Y aunque el céfiro esté (porque le crea)
Tasando el viento que en las velas cabe,
Y el fin dichoso del camino grave
En el aspecto celestial se lea,
He visto blanqueando las arenas
De tantos nunca sepultados huesos,
Que el mar de Amor tuvieron por seguro,
Que dél no fío, si sus flujos gruesos
Con el timón o con la voz no enfrenas,
¡Oh dulce Arión, oh sabio Palinuro!
Luis de Góngora y Argote, 1585