Ya que con más regalo el campo mira
(Pues del hórrido manto se desnuda)
Purpúreo el Sol y, aunque con lengua muda,
Suave Filomena ya suspira,
Templa, noble garzón, la noble lira,
Honren tu dulce plectro y mano aguda
Lo que al son torpe de mi avena ruda
Me dicta Amor, Calíope me inspira.
Ayúdame a cantar los dos extremos
De mi pastora, y cual parleras aves
Que a saludar al Sol a otros convidan,
Yo ronco, tú sonoro, despertemos
Cuantos en nuestra orilla cisnes graves
Sus blancas plumas bañan y se anidan.
Luis de Góngora y Argote, 1583