¡Oh qué malquisto con Esgueva quedo,
Con su agua turbia y con su verde puente!
Miedo le tengo: hallará la gente
En mis calzas los títulos del miedo.
¿Quiere ser río? Yo se lo concedo;
Corra, que necesaria es su corriente,
Con orden y ruido, el que consiente
Antonio en su reglilla de ordo pedo.
Camine ya con estos pliegos míos
Peón particular, quitado el parte,
Y ejecute en mis versos sus enojos;
Que le confesaré de cualquier arte
Que, como el más notable de los ríos,
Tiene llenos los márgenes de ojos.
Luis de Góngora y Argote, 1603