XXIV
Como quien ha dejado la batalla,
como quien corre por llegar a tiempo
a través de los campos enemigos,
elegido entre nobles por su historia
para salvar las últimas palabras,
mensajero infeliz, nos viene el día
y es un grito de alerta su caballo.
Que tome posesión de nuesto sueño.
No encontrará monarcas en el trono,
ni espadas que lo inviten a inclinarse,
ni centinelas viejos en la puerta.
Descubrirá de nuevo la batalla
de la que separarse nunca pudo,
y dos cuerpos que saben su noticia
lo estarán esperando en el castillo.
Luis García Montero