XII
Pasas como un escándalo por medio de la calle.
Entre los verdes viejos de los árboles
te imagina la luz,
mientras pone su araña en tu camisa,
con una despiadada invitación
a soportar la oscura, fugitiva
voluntad de la dicha.
Pasas como la piel debajo de una mano,
el humo de los trenes, aquel silencio roto.
Y yo soy la ciudad mientras te miro,
ese calor de plásticos y cuerpos
que quisiera de pronto poseerte
con su brazo manchado.
Pero sólo la tarde
puede acoger los pasos que se pierden,
el desgastado azul de tus vaqueros,
la ruta de los ojos y los barcos
cuando doblas la esquina.
Luis García Montero