¡QUÉ SOLO ESTOY, SEÑOR!
¡Qué solo estoy, Señor!
¡Qué solo y qué rendido
de andar a la ventura
buscando mi destino!
En todos los mesones
he dormido,
en mesones de amor
y en mesones malditos,
sin encontrar jamás
mi albergue decisivo,
y ahora estoy aquí, solo...
rendido
de andar a la ventura
por todos los caminos.
Ahora estoy aquí, solo,
en este pueblo de Ávila escondido
pensando
que no está aquí mi sitio,
que no está aquí tampoco
mi albergue decisivo.
León Felipe