DESCONTENTO
Todo me hiere, todo: la secreta
palabra del amante a su adorada;
la sonrisa sincera o la forzada
con que el vulgo me dice: «Adiós, poeta».
La mirada discreta y la indiscreta,
la espina de la rosa que me agrada,
el pudor excesivo de la honrada
y el impudor de la mujer coqueta.
Todo me hiere, todo: la arrogancia,
del necio, la humildad del hombre honrado,
la hartura vil, la sed del peregrino;
Todo, todo me hiere sin clemencia,
menos el rayo de Jehová, sagrado,
que a Saulo derribó sobre el camino!
León A. Soto