PÓRTICO
Mi libro es alcázar; en él hay mezclados
en góticas salas, sirviendo de adorno,
de diosas de Atenas el lindo contorno,
enanos deformes, dragones bronceados.
Aquí no hay poemas de niños alados;
tan solo hay estrofas labradas a torno:
si a verlos viniste, da, niña, el retorno;
entrad, soñadores, entrad, convidados.
Pasad sin temores... ¡Atrás tú, profano!
no intentes un punto seguir, porque entonces
verás como se alza, terrible, la mano
-la mano que empuña, robusta, la espada-
del recio, fornido, gigante de bronce
Que atisba a la sombra guardando la entada!
León A. Soto