JESÚS
El viejo paganismo dirigía
Mirada ansiosa al porvenir distante,
Cuando Jesús, aurora fulgurante.
En la noche del mundo amanecía.
Amaba el infortunio... Se nutría
De paz y de verdad con fe gigante,
Y por los montes de Judea, errante,
Nueva luz en las almas encendía.
Humilla al poderoso, al altanero,
Siembra la caridad en su camino.
Abre su corazón al pordiosero.
La víctima expiatoria del destino;
Y más grande que Sócrates severo
Expira bendiciendo a su asesino.
Leopoldo Díaz