LA COPA
Burila de ancha copa sobre metal sonoro
con lenta y dócil mano, triunfal alegoría:
una danza de Ménades -una blanca theoría
de vírgenes- o Europa robada por el Toro.
Un delicado símbolo graba en sus flancos de oro
para que el labio colme su sed en la alegría,
y la visión ahuyente de la melancolía
como de dulces flautas el invisible coro...
Con grácil movimiento de lánguidas sirenas
inclinarán el cuello las ánforas de Athenas
sobre la esbelta copa que cinceló tu mano.
Se escucharán los himnos de los vendimiadores,
y las agrestes ninfas deshojarán sus flores
sobre la cabellera de Anacreonte anciano.
Leopoldo Díaz