III
(OTOÑO. VIDA)
Si de repente nos volvemos
hacia nosotros, ya no estamos.
Somos perpetua y triste huida
en el tiempo sobre los años.
¿Ves el Otoño? Bebe ríos
secos y rojos del verano
y lleva dentro un fuego antiguo
de viejos sueños olvidado?.
Somos de Otoño. Sólo Otoño
en el sabor de nuestros labios.
Todo se vuelve al fin Otoño
de arena triste en nuestras manos.
El estío de nuestra sangre
nos hace Otoño siempre, acaso.
Ya donde ayer la luz solía
no la sentimos. Van lejanos
los imposibles manantiales
en lo remoto, van sonando
trenes que pasan sin regreso
por amarillos y hondos campos.
Viene el Otoño. Tristes árboles
en tus ojos. Heridos pájaros
por un octubre de memorias,
de tibia sangre dejan rastro.
Y vivir se nos hace esto:
Otoño al fin, sobre los párpados.
Nos ha cubierto lentamente
un como tenue polvo claro,
una ceniza de septiembre.
Y el fuego lejos.
Ya no estamos.
Leopoldo de Luis