Es como el agua en gracias generosas
por el frescor humilde de la arena:
un albo deshojar de húmedas rosas,
líquido florecer que de amor suena.
Sencillamente fluyes, te derramas
en amorosa ofrenda por mi orilla.
De agua encendida o de fluyentes llamas
tocada dejas esta humana arcilla.
Como en la húmeda tierra tengo huellas:
sobre mí de tu paso transparente,
y brillantes guijarros, como estrellas,
iluminados bajo tu corriente.
Mira el agua. Contémplate. En el fondo
de mi alma, amor, lo mismo fluyes.
Miro el agua. Te miro. Y en el fondo
del tiempo, acaso, como el agua huyes.
Leopoldo de Luis